La jubilación es una de las tres etapas de la vida del ser humano; se ha venido llamando la tercera edad, pero es tercera porque va después de las otras dos, infancia-juventud y adulta, no porque sea menos importante. Cada día, con el aumento de la esperanza de vida y los adelantos en salud, dejamos nuestro trabajo habitual, nuestra profesión, con plenas capacidades físicas y mentales. Por eso se ha empezado a hablar de la generación que no envejece. Sin embargo, para que se puedan cumplir estos objetivos, es necesario contar con una planificación financiera a lo largo de la edad adulta que permita que el nivel de vida se mantenga durante esos años. Debemos prever la situación que nos encontraremos y contar con la suficiente capacidad patrimonial para enfrentarla.
Planifica a largo plazo y piensa en tu jubilación lo antes posible
Estamos ante una serie de decisiones que tendrán gran importancia en nuestro futuro. Cuanto antes nos paremos a pensar en cómo queremos que sea nuestra jubilación, más fácil será alcanzar los objetivos que nos marquemos. No importa la edad, pero el largo plazo es nuestro gran aliado para que nos resulte menos costoso y el interés compuesto nos dará un empujoncito.
Pensiones de jubilación públicas y privadas
Pensar en nuestra jubilación requerirá que seamos meticulosos. Debemos comenzar con una reflexión personal de lo que queremos para nuestro retiro, a qué edad nos vamos a jubilar y qué queremos hacer en el tiempo libre que tendremos. Deberemos hacer el cálculo de la pensión de jubilación y prever qué pensión publica nos pagarán al final de nuestra vida laboral y si será necesario un complemento de pensión privada.
La TGSS nos permite realizar el cálculo de la jubilación
La Tesorería de la Seguridad Social nos facilita en su página web un simulador de pensión de jubilación que nos indica la fecha en la que podemos jubilarnos y el importe que cobraremos teniendo en cuenta la situación actual de cotización. Si planteamos algún cambio también nos lo calculará. Es fundamental una planificación a largo plazo con los datos que ya conocemos y con los que pensamos para un futuro.
Una vez que hemos pensado en lo que necesitaremos y sobre qué base partimos, deberemos elegir cómo alcanzar esos objetivos, la forma que tenemos de alcanzarlos y qué nos supone el menor esfuerzo de ahorro en la actualidad contando con la fiscalidad más rentable a largo plazo. Aquí debemos contar con una variable importante, el “factor de riesgo”, a la hora de invertir en según qué productos financieros. A mayor riesgo más rentabilidad pero, cuidado, porque puede ser que en vez de ahorrar para el futuro, estemos perdiendo dinero.
Estos planteamientos no son un sistema estático. Nuestra situación personal y de trabajo puede cambiar, los tipos de interés y la inflación también, y debemos volver a cuestionarnos las decisiones tomadas para, cada cierto tiempo, rectificar lo que sea necesario de la elección que habíamos tomado en nuestras inversiones.
Cada persona debe elegir la forma de ahorrar que mejor se adapte a su situación. En el mercado hay muchas posibilidades y todas pueden ser validadas si se acoplan a tus necesidades. La más conocida son los planes de pensiones, pero hay otras muchas formas de ahorro para la jubilación.
El que hablemos de ahorro para la jubilación no desmerece de nuestra defensa de las pensiones públicas de jubilación. Debemos contar con un sistema público que garantice una pensión adecuada para todas las personas mayores y que les permita vivir dignamente.
Desde hace unos años se viene trabajando y publicando leyes en línea con lo señalado. La Ley 21/2021, de 28 de diciembre, de garantía del poder adquisitivo de las pensiones y de otras medidas de refuerzo de la sostenibilidad financiera y social del sistema público de pensiones, tiene como objetivos:
- Ofrecer certidumbre a los pensionistas y al conjunto de la sociedad sobre el compromiso inquebrantable de los poderes públicos con el sistema.
- Garantizar el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones a través de un criterio de revalorización vinculado a la evolución de la inflación.
- Dar respuesta a las exigencias demográficas y económicas.
- Fortalecer la estructura de financiación de la Seguridad Social y los gastos de naturaleza no contributiva a presupuestos.
- Contener el gasto asociado a la jubilación de los baby boomers a través de incentivos que favorecen la demora en el acceso a la pensión de jubilación
Productos que nos ayudarán a la planificación de nuestra jubilación
A continuación, exponemos algunos de los productos que mejor se adaptan al fin que nos interesa, la planificación de nuestra jubilación:
Planes de Pensiones Individuales
El producto específico de ahorro para la jubilación permite la acumulación de fondos durante los años de vida laboral, con el propósito de recibir pagos periódicos al momento de la jubilación, cuando los ingresos laborales suelen ser menores. Las contribuciones a este plan de pensiones son flexibles en términos de cantidad y periodicidad, y tienen beneficios fiscales al reducir la base imponible del contribuyente en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). El límite para estas aportaciones es la menor de las siguientes cantidades: 1.500 euros o el 30% de los rendimientos netos de trabajo personal y/o de actividades económicas.
Es importante destacar que ni el capital invertido ni la rentabilidad están garantizados, ya que dependen del factor riesgo y de la política de inversión adoptada por la gestora del fondo.
Planes de Previsión Asegurada (PPA)
Son seguros de ahorro-previsión a largo. Su principal contingencia es la jubilación, aunque se puede disponer del dinero de manera anticipada en contingencia específicas, como enfermedad grave y desempleo de larga duración.
Se trata de un seguro de vida individual por el que se pagan primas que constituyen un ahorro para la jubilación que puede ser percibido en una fecha determinada por contrato o rescatado de manera anticipada, sin estar vinculado a ninguna contingencia.
Los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS)
Son productos de ahorro para la jubilación a muy largo plazo, cuya finalidad principal es constituir una renta vitalicia, a la fecha de vencimiento del seguro, a través de primas periódicas.
Las primas a los PIAS son periódicas, pero su importe anual está limitado normativamente a 8.000 euros anuales como máximo, hasta un total de 240.000 euros.
Las PIAS ofrecen ventajas fiscales al momento de su cobro, especialmente en forma de renta vitalicia, dependiendo de la edad del asegurado. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las cuotas pagadas no son deducibles en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Principio del formulario
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Otras fórmulas de ahorro para la jubilación
Los tiempos evolucionan, y con ello, surgen nuevas modalidades de ahorro para la jubilación que ya están disponibles en el mercado. Ejemplos como Pensumo, una aplicación que, al realizar compras en determinados comercios, aporta una cantidad de dinero a un plan de pensiones o seguro de jubilación, ilustran la innovación en esta área.
Nos encontramos ante decisiones importantes, y no siempre estamos preparados para conocer el mercado y las posibilidades que nos ofrece. Por eso, debemos asesorarnos. Para ello, puede acudir a la asociación Aicar-Adicae.
Antonio Berrueta
Vicepresidente de AICAR ADICAE