Toda época tiene sus enfermedades relevantes y terapias innovadoras, y en este primer tercio de siglo XXI, tras una pandemia controlada con medidas preventivas y vacunación masiva de la población, nos toca seguir padeciendo las enfermedades emblemáticas de nuestro tiempo. Enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades musculoesqueléticas, enfermedades neurodegenerativas, Alzheimer, depresión, ansiedad … son prevalentes en nuestro entorno y si algún día se nos diagnostica, surge la preocupación. Cuando el filósofo Arthur Schopenhauer, en el siglo XIX nos decía que “la salud no lo es todo, pero sin ella, todo lo demás es nada”, plasma una reflexión para recordarla en el día a día y exige que en el debate político se incluya el presupuesto necesario para investigación, con la finalidad de buscar soluciones a esas enfermedades y a sus terapias.
Pero en esa preocupación, aflora el discurso de la ciudadanía sobre los modelos sanitarios que a corto y medio plazo se debe mantener, entrando en juego la financiación del sistema sanitario público y la sanidad privada, sustentada esta última con los seguros de salud privados y en algunos casos con conciertos con la sanidad pública.
En España, con la mayoría de la ciudadanía sin cobertura de seguro de salud privado, cuando se tiene un problema médico se acude al centro público de atención primaria buscando que se aplique el guión lógico de una asistencia sanitaria eficiente.
- Diagnóstico con las pruebas que proceda a criterio médico.
- Tratamiento efectivo que aminore los síntomas.
- Si es posible, curación total o intentar cronificar la enfermedad con una calidad de vida aceptable.
Ese es el deseo del ciudadano, pero a veces, en nuestra sanidad pública encontramos situaciones que enlentece el guión, bien al retrasarse la asistencia por el personal sanitario, retraso en el diagnóstico, prescripción de tratamientos que no son efectivos…, y automáticamente recordamos la frase del filósofo Arthur Schopenhauer sobre la salud, que nos hace buscar alternativas en la sanidad privada, en ocasiones como un salvavidas, pero exclusivamente para esos ciudadanos que disponen de ahorros o están bajo la cobertura de un seguro de salud privado.
En ese debate, sobre el binomio sanidad pública y/o sanidad privada, en algunas Comunidades Autónomas existe la sospecha de complicidad que favorece a esa sanidad privada con la simple fórmula de aplicar un recorte presupuestario a la financiación de la sanidad pública, traducido por demora en las citas con el médico de familia y/o especialista, incremento de la lista de espera quirúrgica… y la ciudadanía tiembla sobre ese futuro con la preocupación de abordar esas enfermedades y sus terapias con ahorros y sabedores de lo que sucede en aquellos países sin modelo sanitario público de asistencia universal.
Por parte de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), se sospecha que “existe una clara y significativa relación entre el porcentaje de personas con un seguro de salud privado y la demora en las citas de Atención Primaria”, y así se recoge en la presentación del informe ‘Aseguramiento privado y demoras en la Atención Primaria”. Con los datos que ha cruzado la federación, se afirma que si se redujera el promedio de demora para tener cita en Atención Primaria hasta las 48 horas, el porcentaje de población con seguro privado automáticamente se reduciría. En este sentido, también se ha podido constatar que en aquellas comunidades con una penetración más baja del seguro privado cuentan con un gasto sanitario público más elevado, lo que hace pensar que en las comunidades con mayor penetración del seguro privado se pueden generan ciertos ahorros al sistema público de salud.
Hasta la fecha, el equilibrio de ese binomio, posiblemente lo mantiene la ciudadanía con los 12,6 millones de asegurados en sanidad privada, según datos del año 2022, que registró esa cifra de pólizas contratadas. Nadie discute que esta sanidad privada sea un complemento para Newsletter nº3 Septiembre 2023. “La actualidad del consumo en Aragón” de AICAR ADICAE. 3 llegar rápido a los diagnósticos de ciertas enfermedades, aplicación de algunas terapias que igualmente se demoran en el tiempo, acceso a un médico especialista para realizar pruebas complementarias o disponer de una segunda opinión de un profesional sanitario cuando se sospecha una enfermedad grave y nos aferramos a la vida.
Pero en este punto, deberíamos matizar y diferenciar el concepto de sanidad privada (hospitales de gestión y capital privado, consultas médicas privadas, centros de diagnóstico privados, laboratorios de análisis clínicos privados …) y en otro apartado, los seguros de salud privados (empresas/compañías médicas de seguros), donde cabe la posibilidad de una publicidad engañosa del producto, campañas de ventas agresivas o prácticas que pueden resultar poco éticas cuando aumentan las primas que cobran a sus clientes si se tiene una enfermedad previa -antes de firmar el seguro– o si el cliente enferma habiendo firmado un seguro, quedando prisionero de esa compañía porque otras aseguradoras no permiten su traslado.
Cuando se nos ofrece un seguro de salud privado, el ciudadano entra en la categoría de consumidor del producto, y en esta sociedad de oferta y demanda, de libertad para el consumo con reglas, lo primero a valorar y preguntarnos con objetividad debería ser:
- ¿Necesitamos ese producto en ese momento?
- ¿Podemos asumir el coste de este producto durante un año?
- Qué ventajas me reporta adquirir ese producto a corto y medio plazo.
- Qué inconvenientes me pueda conllevar adquirirlo en este momento.
- Si me decido, que seguro elegir con el principio calidad/precio.
Aunque sería una frivolidad comparar los seguros médicos privados con otros productos como la telefonía, sistemas de alarmas, seguro de vida, seguro del hogar, seguro del automóvil… la realidad es que tienen mucha similitud, dado que si el servicio o producto contratado no soluciona nuestras necesidades, se debería denunciar. Pero antes de adquirirlo, es importante plantearnos esa necesidad en relación a otras preguntas:
- Por mi edad, ¿necesito un seguro de salud privado?
- Con mi estado de salud actual y mis hábitos saludables, ¿lo necesito?
- Por mi proximidad y acceso a los centros sanitarios públicos, ¿lo necesito?
- Por mis asistencias médicas recibidas en la sanidad pública, ¿lo necesito?
- Por mi expectativa de longevidad, ¿lo necesito?
Aicar-Adicae plantea al ciudadano con dudas sobre la contratación de un seguro de salud privado, que antes de hacerlo, intente simular durante 6 meses los siguientes gastos:
- Gasto por necesidad de consulta médica privada, anotando el coste que se tendría al realizarla. Aquí podríamos incluir el coste de consulta de podología (tratamiento de callosidad) y dos tratamientos de odontología sin intervención quirúrgica (limpieza dental/radiografía con empaste dental por caries), que no se financian en el sistema público de salud. Si en nuestra ciudad buscamos precios de estas consultas, podemos observar que varían, pero probablemente las tres asistencias no superan los 150 euros.
- Gasto de consulta presencial con médico especialista por demora del sistema público de salud. Si en nuestra ciudad buscamos precios, (cardiología, traumatología, dermatología, neurología, digestivo, oftalmología, psiquiatra, ginecología…) podemos observar que no superan los 100 euros. En el caso de realizar consulta on-line, el precio baja a 40 euros.
- Gasto al realizar alguna prueba complementaria por demora en el sistema público de salud o tras consulta con médico particular. Podemos incluir el coste hipotético de una resonancia magnética de columna, rodilla, próstata o una analítica muy específica. Como en el caso anterior, en nuestra ciudad buscamos precios de esas pruebas, y aunque varían es posible que esa resonancia o análisis clínicos no superen los 200 euros.
Si al final del año, hacemos la suma de esos hipotéticos gastos de asistencia médica privada es probable que no se superen los 500 euros.
Pero si finalmente un ciudadano está decidido a contratar un seguro de salud privado, desde Aicar-Adicae también le sugerimos que debe estudiar con objetividad las diferentes ofertas y necesidades a cubrir, sabiendo que en cada persona son distintas. Hay ciudadanos que deciden contratar un seguro de salud porque desea tener cubiertos todos los servicios o simplemente para hacer pruebas diagnósticas más rápidas y sin listas de espera y deberá decantarse por un determinado tipo de seguro de salud.
- Seguro básico: cubre las consultas de asistencia primaria, especialistas, métodos terapéuticos básicos y pruebas diagnósticos.
- Seguro completo: incluye consultas con especialistas, pruebas diagnósticas de todo tipo, intervenciones quirúrgicas, hospitalización y tratamientos. Newsletter nº3 Septiembre 2023. “La actualidad del consumo en Aragón” de AICAR ADICAE. 5
- Seguro reembolso: además de garantizar un cuadro médico concertado permite una libre elección de centros y médicos a través del reembolso de gastos médicos.
Pero aquí entra en juego nuestra edad, nuestro estado de salud actual, nuestros antecedentes médicos y el número de miembros de la familia que van a contratar la póliza para conocer ese coste.
Dada la importancia del tema vamos a detallar alguno de estos factores que determinarán las condiciones finales de la póliza y en las que los consumidores han de prestar atención:
- El cuestionario de salud. Es una declaración firmada por el asegurado donde se incluyen una serie de preguntas que ayudan a la compañía a saber el estado de salud general. Esto sirve para poder valorar la contratación de la póliza y de la prima, por ello es imprescindible prestar atención a los datos que se cumplimentan en el cuestionario. El estado de salud influye en el precio del seguro.
- Los copagos. Si se contrata un seguro de salud con copago, se tendrá que abonar una cantidad cuando se utiliza un servicio médico. Este pago variará dependiendo del coste del servicio y de la compañía con la que contrata la póliza. El copago abarata la prima de tu seguro, haciendo que sea la modalidad aconsejada para quienes no necesiten ir al médico con frecuencia.
- Los periodos de carencia. Si la póliza de salud tiene carencia en determinadas coberturas, significa que, desde que se contrata hasta el tiempo estipulado por la aseguradora, no se podrá usar determinadas coberturas. Un ejemplo habitual en la mayoría de las compañías es la carencia por embarazo, siendo de 8 a 10 meses. Esto hace que el seguimiento y el parto queden excluidos durante ese periodo.
- Las coberturas. Es importante analizar nuestra situación médica e incluir en el seguro médico las coberturas que se vayan a necesitar. Descartar las innecesarias y escoger las que vayamos a utilizar. El consejo es fijarnos bien en las condiciones de cada cobertura antes de firmar la póliza para que después no surja ningún problema o malentendido.
- La forma de pago, anual o fraccionada (mensual o trimestral). Si se opta por los pagos anuales, será más económico, pero hay que elegir la opción que más nos convenga. Por otro lado, si se utiliza algún descuento o promoción, tener claro las condiciones para solicitarlo, además de cuándo comienza y hasta cuándo es válido.
- La indisputabilidad. Es un beneficio incluido en el seguro al cual podrá acceder el usuario al incluir nuevos asegurados en su póliza o tras haber pasado un año desde su formalización. Mediante esta cláusula, la compañía cubrirá los gastos médicos de una enfermedad preexistente, siempre y cuando el asegurado no supiera de su existencia o no la excluyera deliberadamente del cuestionario de salud.
- El cuadro médico de la aseguradora. Al contratar un seguro médico es importante que confirmemos que lo que precisemos se encuentra dentro del cuadro médico que ofrece esa compañía, ya pueda ser un centro sanitario o un especialista determinado.