El aumento de la esperanza de vida es uno de los mayores logros de nuestra sociedad moderna. Sin embargo, en AICAR ADICAE nos preguntamos: ¿a qué precio estamos alcanzando esta longevidad? Los avances científicos, tecnológicos y médicos han transformado nuestras vidas, pero también han introducido nuevos desafíos, como el impacto de los plásticos en nuestra salud y en el medio ambiente.
Longevidad y hábitos: Un equilibrio delicado
Según el Dr. Manuel de la Peña, el 75 % de nuestra longevidad depende de nuestros hábitos de vida. Este dato resulta especialmente relevante cuando consideramos que, aunque los plásticos han sido esenciales para el desarrollo de tecnologías y mejoras en la calidad de vida, su uso desmedido y la falta de control en su reciclaje están dejando una huella preocupante en nuestro organismo.
En España, la cifra de personas centenarias ha alcanzado las 19.639 en 2024, lo que nos sitúa como un país referente en longevidad. Sin embargo, no podemos ignorar que vivimos rodeados de plásticos que se infiltran, literalmente, en nuestra vida cotidiana, por ingesta de agua embotellada en plástico, en los alimentos y por inhalación. Se estima que, cada año, una persona puede respirar 22 millones de micro y nanoplásticos. La inhalación como vía de absorción de microplásticos atmosféricos se confirmó en 2022, cuando un estudio identificó abundantes microplásticos en el tejido pulmonar humano..
El plástico: De aliado del progreso a enemigo silencioso
Es innegable que los plásticos han sido fundamentales para nuestra civilización. Desde envases higiénicos hasta dispositivos médicos, han contribuido a reducir infecciones y mejorar nuestra calidad de vida. Pero su impacto negativo comienza a ser alarmante. Estudios recientes, como el de la Universidad de Nuevo México, indican que los microplásticos se están acumulando incluso en nuestro cerebro, representando hasta el 0,5 % del peso del tejido cerebral.
El recorrido de estas partículas tóxicas es complejo: se liberan al calentar envases, están presentes en bolsas de té, se encuentran en el agua embotellada y hasta en pescados contaminados. Esta invasión silenciosa plantea preguntas inquietantes sobre los efectos de los plásticos en nuestra salud, incluyendo su relación con problemas endocrinos, neurotoxicidad e incluso deterioro cognitivo.
La responsabilidad ciudadana y el papel de las instituciones
Desde AICAR ADICAE creemos que los consumidores deben tener acceso a información objetiva sobre los riesgos asociados a los plásticos y sus ingredientes tóxicos, como los ftalatos, que están vinculados con enfermedades graves y alteraciones en el sistema endocrino e inmunológico. La exposición acumulativa a estas sustancias plantea un serio desafío para quienes aspiramos a envejecer con salud.
Además, consideramos fundamental que las instituciones impulsen políticas más estrictas sobre la fabricación y reciclaje de plásticos, tal como ocurrió en su momento con el amianto. Es imprescindible avanzar hacia una economía circular en la que los plásticos no representen una amenaza, ni para nuestra salud ni para el medio ambiente.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
Adoptar hábitos más responsables puede marcar la diferencia:
- Reducir el uso de plásticos desechables optando por alternativas reutilizables.
- Evitar el consumo de agua embotellada en plástico, prefiriendo sistemas de filtrado doméstico.
- Consultar el etiquetado de productos plásticos para evitar aquellos con sustancias tóxicas.
- Exigir políticas públicas y soluciones innovadoras que minimicen los residuos plásticos.
En AICAR ADICAE defendemos el derecho a un consumo sostenible. Sabemos que la batalla contra los plásticos es compleja, pero no imposible. Como consumidores, tenemos el poder de exigir cambios y adoptar hábitos que protejan nuestra salud y el planeta, garantizando así una longevidad realmente saludable.
¿Podremos envejecer libres de la carga tóxica de los plásticos? Esa es una pregunta que debemos responder juntos, como sociedad.
Javier Mompel
Socio de AICAR ADICAE
