Un método de pago es aquello que se desembolsa para adquirir lo que uno desea, generalmente un producto o un servicio. Los tres métodos de pago más utilizados según un estudio del Banco de España son; en primer lugar, el efectivo, en segundo lugar, las tarjetas bancarias y disputando el tercer puesto bizum y las transferencias bancarias.
El origen del método de pago más habitual, el billete, se encuentra en el crecimiento económico acelerado que experimentó China en el siglo VII d.C. En aquella época, al manejar cantidades de dinero cada vez más difíciles de transportar se volvió común utilizar órdenes de pago al portador. Sorprendentemente, no fue hasta mediados del siglo XVII d.C. que Europa emitió billetes con respaldo del Estado en Suecia.
Fue en 1914, en Estados Unidos, donde apareció el primer vestigio de lo que actualmente conocemos como una tarjeta de crédito. Una red de gasolineras creó para sus trabajadores y clientes una tarjeta metálica para pagar reparaciones y gasolina en sus distintos centros. Diners Club en 1950 para poder pagar en sus tiendas ideó una tarjeta de plástico.
Por último, la aparición de Internet lleva a la aparición de monedas virtuales, el más conocido es el bitcoin.
A pesar de todas las opciones que existen como formas de pago, el dinero en efectivo sigue siendo el más utilizado. Esto se debe a que en aquellos países menos desarrollados el efectivo sigue siendo el único medio de pago, por motivos económicos, culturales y tecnológicos.
Centrándonos en el caso de España, a pesar de que el método de pago más habitual es también el efectivo, el Banco de España revela que el uso de uno u otro depende del lugar, de la cuantía e incluso de la edad. Cuando se trata de realizar operaciones más grandes o en establecimientos como centros comerciales es más habitual el uso de la tarjeta de crédito o de débito. Sin embargo, en el caso contrario, en operaciones más pequeñas y establecimientos locales se usa más el efectivo. En cuanto a cómo afecta la edad, a partir de los 64 años el efectivo se ve como sistema de ahorro y para gastos cotidianos. Los más jóvenes por su parte le ven poco futuro al dinero en efectivo y lo destinan sobre todo para gastos cotidianos.
Después del efectivo los métodos de pago más utilizados son las tarjetas de crédito y débito. Las tarjetas permiten realizar pagos directamente a través del banco, sin necesidad de manejar efectivo. La diferencia entra ambas radica en que las de débito extraen el dinero utilizado como pago directamente de la cuenta del usuario, mientras que en las de crédito el pago lo realiza el propio banco, debiendo reingresar la cantidad posteriormente. El usuario puede no notar la diferencia dado que el reintegro en el caso de las tarjetas de crédito se realiza automáticamente, pero puede ser un problema cuando no haya suficiente dinero en la cuenta.
Ahora bien, existen otros métodos de pago que permiten hacer las mismas transacciones online, sin tener la necesidad de portar la tarjeta y copiar los datos en cada pago online. El mejor ejemplo es Paypal debe su éxito a su vinculación con la plataforma de eBay, que acabó comprando su negocio en 2002. Lo que distingue este sistema es lo fácil que resulta abrir una cuenta y la seguridad que transmite al no tener que compartir ningún dato financiero a la hora de pagar (simplemente con el nombre de usuario es suficiente). Obviamente uno debe asociar, antes de realizar cualquier transacción, una cuenta bancaria con el usuario de Paypal. Como inconveniente cabe señalar que las comisiones tienden a ser más elevadas. Desde que surgió Paypal han ido dándose a conocer muchas otras plataformas como Revolut (permite cambiar de divisa sin comisiones) o Bizum (realiza las operaciones a través del número de teléfono). Todas se caracterizan por no tener que compartir datos largos como pueden ser el número de cuenta o el número de tarjeta, pero sí requieren un nombre de usuario o un número de teléfono para efectuar el negocio.
Por otro lado, en el año 2014 apareció un método que permitió realizar los pagos directamente a través del teléfono móvil. Apple Pay se vincula también a una cuenta bancaria, siendo lo novedoso el chip NFC que solo se encontraba en dispositivos Apple que permite conectar el móvil con el Terminal Punto de Venta (en definitiva, un datáfono); actualmente todos los dispositivos móviles tienen este chip y consiguientemente esta posibilidad.
Es importante entender que estas nuevas formas de pago, aunque a priori puedan resultar intimidantes no dejan de ser un método de pago más, al final se trata de vincular la cuenta bancaria de tu banco tradicional, tarjeta de crédito o de débito, con una de estas plataformas para poder realizar las operaciones típicas de adquisición de productos y servicios.
Dado que estos métodos de pago necesitan vincularse con una cuenta corriente o tarjeta, lo que debemos asegurarnos es de que son plataformas seguras, puede ser conveniente hablarlo con un conocido, mirar las valoraciones de la aplicación etc. La tecnología avanza muy rápido y los sistemas de seguridad son cada vez mejores. Estos sistemas acabaran asentándose en nuestra cotidianeidad como lo hizo en su momento la tarjeta de crédito en su modalidad física.
Desde AICAR ADICAE aconsejamos siempre comprar desde páginas seguras y a ser posible mediante tarjetas de débito, ya que al cargar inmediatamente el importe en la cuenta nos permiten controlar mejor nuestros gastos. Incluso puede ser interesante tener una cuenta única y exclusivamente para compras online.
Michelle Keane Pulido
Voluntaria de AICAR ADICAE