Consumo sostenible y macrogranjas

Consumo sostenible y macrogranjas

Es paradójico que, al aproximarnos al debate sobre la producción industrial de carne o ganadería intensiva o macrogranjas, con sus fuertes impactos medioambientales, el principal destinatario que es el consumidor no juegue un papel más activo. Este artículo pretende empezar a resolver esa anomalía tratando de trasladar a los consumidores del entorno de ADICAE algunas claves que le ayuden a jugar un papel más activo en este debate tan importante que exige también apostar por un consumo sostenible.

Las macrogranjas son un dilema para el consumidor europeo, aquel consumidor lleno de carencias y necesidades que nació y vivió antes del siglo XXI. Nacieron en un mundo donde los recursos eran, en “teoría”, ilimitados y la necesidad de ser más eficientes medioambientalmente era totalmente secundaria. Para ese consumidor, son la solución a su necesidad de consumir cantidad, en lugar de consumir de manera equilibrada y saludable, sin preocuparse por los efectos negativos que ese consumo puede tener en las generaciones futuras.

Cómo no podría ser de otra forma, AICAR ADICAE se alinea con ese consumidor responsable y de futuro, aun reconociendo que la ganadería intensiva ha contribuido a mantener los precios más asequibles para los consumidores. Ahora bien, siendo muy conscientes que ese modelo de producción y consumo no es sostenible y ante la evidencia de que genera graves problemas al entorno donde se instalan, principalmente la “España vaciada”. Hay que buscar un equilibrio entre la necesidad de producir alimentos de manera eficiente y la urgencia de proteger nuestro planeta.

Sin embargo, a pesar de eso, la ganadería industrial intensiva se ha ido abriendo paso en España, siendo la producción porcina, avícola y de vacuno las de mayor auge. En efecto, la ganadería industrial de porcino destaca por su crecimiento exponencial, alcanzando en 2020 la cifra de más de 32,6 millones de cerdos, un récord histórico que nos coloca como líderes en la Unión Europea desbancando a Alemania que ha reducido su producción. Y, en España, Aragón lidera junto a Cataluña el censo porcino, siendo la comunidad que concentra más animales en menos territorio.

En torno al debate de la ganadería industrial existen diferentes visiones, para unos positivas y negativas para otros, pero es evidente que las macrogranjas generan graves problemas medioambientales (contaminación del agua, tierra, aire y carne excesivamente tratada, sin olvidar el sufrimiento animal) y choca con una visión del crecimiento más respetuosa con el medioambiente que impulsa Europa de acuerdo con sus ciudadanos y consumidores, especialmente las generaciones jóvenes.

Urge cambiar esa visión “cuantitativa” del desarrollo económico y apostar por otra forma de producir y consumir más equilibrada y sostenible, en la senda que marcan los ODS de la ONU y la valiente apuesta de la UE por el Pacto Verde Europeo, para impulsar una transición cuyo eje principal sea la Economía Circular, incorporada ya en planes de acción tanto a nivel estatal como autonómico.

Circularizar la economía y redimensionar el sobreconsumo alcanzará la eficacia necesaria en la medida en que potenciemos un consumidor crítico por el que aboga ADICAE, es decir un consumidor informado sobre productos y servicios que es consciente de los peligros al comprar, así como, de los beneficios de un consumo y producción sostenible.

La nueva Comisión Europea que ha surgido de las últimas elecciones europeas, va a mantener esas políticas en las nuevas directrices estratégicas. Así mismo, esto implica que va a seguir considerando al consumidor una pieza importante en ese puzle. Esperemos que en esa nueva estructura las competencias referidas a los consumidores no estén tan dispersas entre los nuevos Comisarios.

ADICAE debe jugar un papel activo para concienciar al consumidor de la importancia de consumir responsablemente, apostando por un cambio que nos lleve hacia un patrón más sostenible de producción y consumo.

El consumidor de ADICAE debe ser un agente de cambio en esa dirección. Tenemos un papel crucial que jugar al poder elegir alimentos producidos de manera ética y sostenible. Los consumidores de ADICAE debemos enviar un mensaje claro de que nos preocupamos por mantener la biodiversidad, los recursos hídricos y nuestros ecosistemas naturales, a largo plazo. Debemos ser consumidores conscientes de las limitaciones del territorio y apostar por un desarrollo económico, social y medioambientalmente sostenible.

Mercedes Herranz

Socia de ADICAE

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